Las navidades fueron increíbles; una de las mejores navidades de mi vida. Pero aquella cosa que estaba dentro de mí continuaba diciéndome que algo no iba bien, pese a que todo había salido perfecto.
Mi cansancio aun continuaba, aunque ya era con menor intensidad. El brazo derecho lo sentía a veces acorchado y mi respiración aún no se había recuperado; sentía que algo andaba mal. Estaba tan asustada que al principio no quise decir nada… Tenía miedo de que Hodgkin volviera a aparecer… Había vuelto a retomar las riendas de mi vida y no podía volver a pasarme lo mismo. Me encontraba con mucho miedo, le pedía a Dios que todo eso fuera normal y que no me estuviera pasando otra vez lo mismo. Pero un día no pude aguantarme más y se lo comenté a mi madre que hizo que llamara a mi doctora para que le explicara cómo me sentía.
Aún quedaba unos meses para hacerme la revisión, pero mi doctora algo recelosa me mandó hacerme el tac antes de lo previsto y así salir de dudas. Cuando me lo hice y tuvo los resultados vio algo que no esperaba, aquellas células del cuello seguían allí pero con otro aspecto diferente…
¡No podía estar pasándome otra vez! volver de nuevo a pasar por otra quimioterapia… no entraba en mi cabeza… Tenía unos planes, había recuperado mi vida, no podía dejar que nada ni nadie me lo volviera a arrebatar; no podía estar sucediendo de nuevo. En ese momento se paralizó todo mi mundo, todos los recuerdos pasados volvieron a invadirme, de nuevo el miedo me envolvió…
Pese a haber tenido algo dentro de mí que me decía que algo no iba bien, no quise escucharlo y preferí dejarme llevar por los pensamientos positivos.
Otra vez me tocaba llenarme de positividad e intentar hacer que el universo se pusiera de mi lado y con la ayuda de Dios todo quedara en un susto…
De nuevo, ya todos estábamos nerviosos e inseguros por los resultados que habíamos tenido del último TAC. Para más seguridad y realizar todas las pruebas pertinentes, me debía hacer otro PET, prueba decisiva y dónde conoceríamos si de nuevo había aparecido Hodgkin o no.
El día de la prueba, era extraño, pero no me encontraba nerviosa. Dejé mi vida en manos de Dios y que fuera lo que él quisiera.
De nuevo tuve que ir a Sevilla, a Virgen del Rocío, y pasar por los mismos pasos que la vez anterior. Todo salió muy bien, al marcharme me tranquilicé porque no hubo ningun médico que me frenara la marcha y me dijera nada, todo estaba saliendo bien. A la vuelta para mi casa no lo pasé tan bien como hubiera querido. A mitad de camino empecé a encontrarme mareada y con mucha fatiga, hasta el extremo de tener que parar mi padre en medio de la autopista para yo poder vomitar. Mi novio que de nuevo me acompañaba se llevó todo el camino tranquilizándome y echándome aire para que se me pasara el mareo, pero nada lo podía evitar.
Al llegar a mi casa, mis padres (con semblante serio) estaban muy preocupados y con mucho miedo por todo lo que estaba sucediendo de nuevo, y por como me encontraba. Cuando entramos, de nuevo me volvió la fatiga y corriendo tuve que ir al baño, mi pareja muy preocupado me siguió y al verme, rápidamente vino hacia mi para recogerme los pelos y ayudarme. Cuando más o menos empezaba a encontrarme mejor, me metí en el baño para continuar el protocolo de la prueba, me duché y me metí en la cama para descansar. Me encontraba muy cansada y débil. Ya solo debíamos esperar a los resultados definitivos, resultados que nos diría si Hodgkin había vuelto a aparecer o solo era otro susto más.
Los días pasaban muy lentamente. Tras una semana de espera aún no estaban los resultados. Una tarde, estando en mi casa descansando me sonó el móvil, era mi doctora. Ya estaban los resultados, me dijo que debía ir al día siguiente por la mañana para recogerlos, pero que no me preocupara. Rápidamente fui a mi madre para decírselo, entonces mi madre me miró y con voz muy calmada me dijo que no me preocupara, que todo iba a salir bien, que si hubieran malas noticias me lo hubiera dicho en ese momento, mis padres y todos estaban convencidos de que sólo sería un susto, hasta yo lo llegué a pensar y a quitarme la idea de que podía volver a tener cáncer.
Al día siguiente, mi madre y yo fuimos a la cita. Las dos estábamos tranquilas, decididas de que eran buenas noticias y todo el camino lo pasamos hablando de la comunión de mi sobrino, para la cuál quedaba muy poco tiempo.
Una vez llegamos no tuvimos que esperar mucho tiempo, avisamos de que estábamos allí y apenas un minuto después mi doctora nos hizo pasar. Entramos mi madre y yo a la sala y nos sentamos, mi doctora salió un momento y mientras nos quedamos las dos solas allí esperando. Aquel momento se nos hizo eterno. De nuevo algo se infundó en mí, una pequeña intuición de que algo no iba bien, pero en cambio mi madre estaba muy segura, seguridad que me transmitió a mí. Entonces llegó mi doctora, ya estaban los resultados definitivos, ya tendríamos por fin noticias. Sabríamos si podría continuar con mi vida como tanto deseaba, ser una persona normal como cualquier otra y quedar todo en un mal sueño, o de lo contrario volver a pasar por otra quimioterapia, por otra pesadilla, de nuevo por otra experiencia que ésta vez acabaría conmigo, porque no estaba preparada ni física ni psicológicamente, no tenía fuerzas. Mi cuerpo estaba agotado por todo lo que había pasado. Sé que nunca nadie está preparado para éstas noticias, pero os prometo que siempre se sacan fuerzas desde muy adentro, pero habiendo pasado recientemente por el proceso de la quimioterapia y de la radioterapia, mi cuerpo estaba muy débil y muy cansado, mis venas estaban totalmente quemadas y mi cabeza no podría con otra lucha igual.
Cuando mi doctora se sentó, mi madre y yo nos acomodamos y muy atentas pusimos toda nuestra atención en ella y sus palabras.
Lo primero que me dijo fue: ¡lo siento!, continuó hablando, los resultados han salido positivos, es decir, los ganglios que hay en el cuello tienen células cancerosas y para ello, para la confirmación absoluta debemos hacerte una biopsia que nos confirmarán la enfermedad de los ganglios y si de nuevo es hodgkin o no.
El silencio se apoderó de aquella habitación... cuando miré a mi madre las lágrimas le caían sin cesar, mi madre me miró y empecé a llorar como una niña pequeña, no me lo podía creer, no podía estar pasándome de nuevo, sentía que estaba viviendo más que nunca una pesadilla. Después de las palabras de mi doctora, Dios sabe que se me cayó el mundo encima, sentí como si me arrebataran el corazón y lo desmenuzaran trocito a trocito hasta llegar a hacerlo añicos.
No me podía creer que me estuviera pasando de nuevo, sentí que se apoderaron de mi vida, que jamás podría volver a ser una persona normal con una vida normal, que mi vida sería unas continuas idas y venidas al hospital sin cesar, y que jamás podría conseguir mis sueños, alcanzar mis objetivos, ser FELIZ... Ésta vez sentí que me caía a un pozo sin fondo. Sentí que la vida era una mierda.
De
nuevo Hodkin había vuelto. Hodgkin me había ganado esa batalla,
había podido conmigo, pero no podía permitir que pudiera con mi
vida, debía armarme con las mismas fuerzas, ganas, y valor y
enfrentarme de nuevo y ésta vez acabar con él y nunca más dejar
que volviera aparecer.
¡¡¡Acabaré
contigo Hodgkin!!! CONTINUARÁ...
Antes
que nada, deciros que siento mucho la demora. Haceros saber que si
leéis el blog desde el ordenador, podréis escuchar de fondo una
música que pondrá banda sonora a la historia de mi vida.
Informaros
que éste es el final de la primera parte de mi historia, final que
continuará, si no fuera posible en un libro será de nuevo en el
blog, pero no os dejaré sin conocer el final, historia aún más
dura y con muchos nuevos acontecimientos. Os iré informando con el
tiempo. Pero no olvidéis que Hodgkin continúa. Muchísimas gracias
por vuestro apoyo y por seguir la historia, y no olvidéis...
CONTINUARÁ.